Ayer se publicó en el periódico La Vanguardia el artículo «El feminismo se ha fragmentado y pierde fuerza» de Cristina Sen. El artículo que, como su título indica, trata sobre el feminismo y lo plantea desde su vertiente más activista, desde el feminismo como movimiento social. La fragmentación del feminismo es una cuestión que desde el ámbito más teórico se conoce, y ello no supone un problema importante, porque tras años de discusiones entre los feminismos se están viendo acercamientos entre todas las posturas, no hacia una visión única y homogénea, sino en el sentido de una cooperación de esfuerzos para que la igualdad sea un tema a incorporar en la agenda política. La diversidad entre los planteamientos feministas no es algo negativo, sino todo lo contrario, enriquece y visibiliza el reconocimiento de la diversidad de mujeres y por tanto de la variedad de estrategias a emplear para alcanzar dicha igualdad.

El artículo en sí no hace un ataque al feminismo, sino que da una serie de referencias que visibilizan los puntos sobre los que aún no existe un plena igualdad. Referencia diversos discursos de reconocidas feministas que muestran los aspectos sobre los que incidir para avanzar hacia la igualdad efectiva. Por tanto mi crítica no es hacia el contenido del artículo, sino hacia el apartado de comentarios del mismo. Por suerte ahora la prensa digital incorpora un apartado dentro de las noticias en los que la gente que lee dicho artículo puede comentar posteriormente lo qué le ha parecido o hacer críticas del mismo. Esto facilita poder plantear esta reflexión sobre el discurso sexista que aún sigue muy vigente en nuestra sociedad y que se manifiesta abiertamente a través de estos medios.

La mayoría de los comentarios realizados sobre el contenido del artículo, exceptuando uno o dos, tratan sobre el feminismo como algo negativo. Cada vez que en prensa se trata el tema del feminismo, la igualdad, incluso la violencia de género, aparecen comentarios contrarios al feminismo, tildándolo de una perspectiva opuesta al machismo. Esto se convierte en un argumento de muchas críticas para arremeter contra las acciones positivas y considerar que el apoyo a las mujeres -que se encuentran en una posición de desigualdad- es un acto que va en contra de los hombres. Esto lo que esconde es un discurso neomachista, las nuevas estrategias machistas son mucho más sutiles y se ocultan tras un discurso de supuesta neutralidad, que manifiesta que la igualdad requiere del tratamiento igual entre mujeres y hombres, olvidando que lamentablemente no partimos de situaciones de igualdad, por ello ciertas medidas favorecen a las mujeres como un mecanismo para igualar las oportunidades de las mujeres a las de los hombres.

No es la primera vez que nos encontramos con estos comentarios que tildan al feminismo como sexista y que consideran que su finalidad es que las mujeres tengan más poder que los hombres, argumento muy equivocado, puesto que el feminismo es una ideología política que lucha por una sociedad igualitaria en la que tanto las mujeres como los hombres tenga las mismas oportunidades y no haya discriminación por razón sexo.

El tema da mucho de sí y volveré sobre el mismo en otros artículos abordándolo con mayor profundidad.